De acuerdo con NIC 16 – Propiedad, planta y equipo, existen dos opciones de medición posterior para esta categoría del activo: Costo o Costo Revaluado. Esta opción de política contables está incluida en los párrafos 29, 30 y 31:
“29. La entidad elegirá como política contable el modelo del costo del párrafo 30 o el modelo de revaluación del párrafo 31, y aplicará esa política a todos los elementos que compongan una clase De propiedades, planta y equipo.
- Modelo del costo. Con posterioridad a su reconocimiento como activo, un elemento de propiedades, planta y equipo se registrará por su costo menos la depreciación acumulada y el importe acumulado de las pérdidas por deterioro del valor.
- Modelo de revaluación. Con posterioridad a su reconocimiento como activo, un elemento de propiedades, planta y equipo cuyo valor razonable pueda medirse con fiabilidad se contabilizará por su valor revaluado, que es su valor razonable en el momento de la revaluación, menos la depreciación acumulada y el importe acumulado de las pérdidas por deterioro de valor que haya sufrido. Las revaluaciones se harán con suficiente regularidad, para asegurar que el importe en libros, en todo momento, no difiera significativamente del que podría determinarse utilizando el valor razonable al final del periodo sobre el que se informa.”
Como puede verse de los párrafos citados, aunque en ambos casos la depreciación y las perdidas por deterioro afectan el valor en libros del activo, en el caso del costo revaluado o modelo de revaluación, debe aplicarse una medición de valor de mercado con suficiente frecuencia para que el valor del activo este cerca al valor razonable del mismo a cada cierre o corte de balance.
De acuerdo con esto, incluir dentro de la medición al costo revaluado activos que tengan una alta fluctuación de precios en el mercado (Ej. Activos vinculados a tecnología), implicaría, por definición, la necesidad de realizar un avalúo de estos por lo menos una vez al cierre de cada ejercicio, es decir, para el caso colombiano, por lo menos una vez al cierre de cada año fiscal. De la misma manera, incluir activos en esta categoría de medición posterior activos con precios de mercado estable, permitiría la realización de avalúos entre 3 y 5 años, sin perjuicio de que, si se identifica algún cambio significativo por alguna variable externa a la compañía, este deba realizarse antes, de acuerdo con lo mencionado en la norma en el párrafo 34:
“34. La frecuencia de las revaluaciones dependerá de los cambios que experimenten los valores razonables de los elementos de propiedades, planta y equipo que se estén revaluando. Cuando el valor razonable del activo revaluado difiera significativamente de su importe en libros, será necesaria una nueva revaluación. Algunos elementos de propiedades, planta y equipo experimentan cambios significativos y volátiles en su valor razonable, por lo que necesitarán revaluaciones anuales. Tales revaluaciones frecuentes serán innecesarias para elementos de propiedades, planta y equipo con variaciones insignificantes en su valor razonable. Para éstos, pueden ser suficientes las revaluaciones hechas cada tres o cinco años.”
Sin embargo, los impactos de una u otra decisión no son solo la necesidad y el costo de la aplicación de estos avalúos periódicos. En el caso de la aplicación del modelo de costo revaluado el incremento en el valor del activo fortalecerá patrimonialmente la compañía, pues su registro contable genera un incremento natural en el valor del activo y como contrapartida un incremento en la Superávit de revaluación dentro del patrimonio en la cuenta de Otros Resultados Integrales; pero a su vez, significa un mayor base depreciable del activo, lo que significa en términos generales, un mayor gasto por depreciación al Estado de resultados y por consecuencia una menor utilidad neta de los periodos siguientes, considerando que el resultado del avalúo es que el activo hoy tiene un precio de mercado superior al valor en libros del mismo.
En caso contrario, cuando el avalúo refleja un valor razonable inferior al valor en libros, esta “Perdida” se asemeja a un deterioro del valor del activo y generará una disminución patrimonial afectando en primera línea revaluaciones positivas anteriores previamente registradas en el ORI y de forma subsecuente los resultados del periodo, considerando que, si no hay revaluaciones previas, el efecto se ira directamente al gasto, afectando la utilidad o perdida neta de ese año.
De toda la información analizada, a juicio de este autor, podemos sacar las siguientes conclusiones:
- La utilización del modelo de costo revaluado implica la realización de unos avalúos periódicos que permitan mantener el activo contabilizado por un valor cercano a su valor razonable.
- Debido a la conclusión anterior, aplicar el modelo de costo revaluado a activos que sufren cambios de valor de mercado con rapidez sea por precio o por obsolescencia, como es el caso de activos asociados a tecnología e incluso maquinaria y equipo industrial o de uso administrativo, no tendría sentido económico e implicaría un efecto contable adverso afectando los estados financieros de la compañía.
- En el mismo sentido, la aplicación del modelo de costo revaluado en activos sin una fluctuación significativa en su valor del mercado en el corto plazo tendría un efecto de fortalecimiento patrimonial que puede resultar beneficioso para la compañía, específicamente hablando de casos como los terrenos y edificaciones como activos de largo plazo.
Fuente: IFRS – NIIF: NIC 16